Habitación Koudai

Después de caminar un poco llegamos a mi cuarto, solté un momento su mano para buscar la llave y abrir -Pasa por favor- Le indique con la mano haciendo una leve reverencia, por suerte mi habitación estaba ordenada como lo indicaban las reglas, todo en su lugar y limpio... bueno casi todo estaba en su lugar

Le sonrió de lado entrando a la habitación, observo con detalle todo el lugar, estaba bastante ordenado y limpio de lo que había pensado, paso los dedos en las sabanas de la cama, paso al sillon que se encontraba cerca de la cama observando el joven frente suyo- Toma un baño, debes de quitarte toda el agua salada y la arena- Le comentó con tranquilidad, desabrochando los botones de la mangas, cruzo la pierna recargando la espalda en el respaldo del sillón; volvió a mirarlo cuando noto que no se había movido- Hazlo, te resfriaras si no lo haces- Le señalo el pasillo donde supuso que estaba el baño, mientras esperaba que el menor se alistaba para esa noche, desajusto su corbata para estar más comodo. Se desabotono la camisa, solo los dos primeros, y simple y sencillamente espero al joven, moviendo el pie de vez en cuando, mirando todo el tiempo la cama en la que dormia Koudai.

Lo mire entrar en la habitación, cureoseaba y tocaba mi cama... solo le faltaba revisar mi ropa interior, reí en mis adentros intentando tomar con un poco de humor esta situación al final... lo tenia que hacer, me perdí en mis pensamientos un momento sin percatarme de el todo que me hablaba -Ooo si perdón me distraje no tardo mucho- Hice otra reverencia cerrando con llave el cuarto, solo le faltaba que alguien mas entrara, fui a mis cajones sacando un par de prendas y mi toalla, mi perfume... observe mis cosas un momento y me dirigí a el baño -Con su permiso ahora vuelvo-

Entre a el baño cerrando la puerta, golpeando un poco mi cabeza contra ella mientras desabrochaba mi ropa -Por que me tuve que ir a la playa mejor era dormir un rato- susurre para mi, al pensarlo bien yo dese estar en mi habitación y... no me quería resfriar, entre a la regadera y me asee lo mas rápido que pude para no hacer esperar demasiado a el "cliente" que me esperaba -como rayos termine aquí- susurre de nuevo envuelto en mi toalla desenredando y secando mi cabello, la vanidad me ganaba y me arregle mas de lo normal, use un pantalón de terciopelo negro y una camisa ligera de lino, pinte mis ojos y mis labios, mi cabello un poco alborotado, me mire unos segundos a el espejo y termine por perfumarme, respire lo mas hondo que pude y salí de el baño con mis pantunflas de conejo... realmente no me percate que las traía hasta que me encontré frente a Uruha, en fin el daño estaba hecho...

-Ya regrese- sonreí un poco -¿desea algo de beber?- puse mis manos tras de mi esperando sus peticiones... esa noche seria larga aaaa *lloriquea un poco en sus adentros*

Escucho su voz lo que hizo girar la vista y rió a lo bajo por lo que estaba viendo, sobre todo los pies del menor, se levanto con lentitud encaminado al joven, ladeo el rostro contemplando el cuerpo sin descaro de Koudai, coloco una mano en el hombro del joven, acercando el rostro al cuello para percibir su aroma- Te has perfumado- Afirmo pasando la mano por la cintura, acercando el cuerpo pequeño al suyo, pegando por completo sin centímetros de separación, susurro a su oído entonces, acariciando la espalda del joven- Me alegra que estes mejor- Le observo el rostro con una sonrisa ladina y se separó un poco de él- Te ves más hermoso arreglado- Beso la frente del joven y se separo de él, caminando a uno de los espejos del lugar para volverse abotonar la camisa- Te acompañe porque parecias algo.. deprimido y asustado por los guardias- Comenzaba a anudarse la corbata- Ahora que te vez mejor, es hora de retirarme- Tomo el saco sacudiendo la arena y le miro alzando una ceja- Espero no hayas confundido mi preocupación por ti por otra cosa que obviamente no deseas Kudai

Cuando se coloco el saco acaricio la mejilla del joven, sintiendo el cuerpo frío por el agua del baño- He venido a divertirme, no a obligar... por ahora- Le sonrió, caminando a la salida se detuvo frente a la puerta, dando a entender que no podía salir por el seguro a esta- Nos a quedado bien el castillo, mejor que el anterior ¿no te parece?- Se quedo esperando

Al sentir su mirada en mis pies cerré los ojos un poco, rayos obviamente notaba las orejas de los conejos en mis pies, asentí con la cabeza a todas sus palabras una y otra vez poniéndome realmente nervioso mas aun al sentirlo en mi cuello y su cercanía aaaaaaa *grita en sus adentros* sentía que el corazón se salia de mi pecho... de pronto su voz cambio lo vi arreglarse y cuando dijo que se tenia que retirar, me quede parado con la boca abierta intente hablar solo consiguiendo decir frases sin sentido y balcusear un poco moviendo las manos.

Note que se puso su saco, pero estaba sucio y el tenia arena por todos lados que clase de empleado era, me puse un poco pálido mas aun cuando se acerco a la puerta, la había hecho buena ahora uruha huía y yo rayos, entre en pánico, teniendo un ataque de risa tal que termine abrazándome de el, casi sofocado de tantos nervios.

-Perdón perdón Uruha es que- *Ríe como loco* -Es que yo no quería incomodarte soy un poco nuevo y bueno bueno no quería hacer que te fueras tan pronto, mejor acepta ser mi invitado ¿sip? y te ammm no se algo eh de poder hacer por ti -se para junto a el con una sonrisa enorme sintiendo que el estomago le duele de tanto reír al final... era muy obvio mi disgusto.

Le miro con una sonrisa, riendo a lo bajo por la actitud del menor, tomo entonces el mentón de este para mirarle a los ojos- ¿Así eres un… virgen?- Le pregunto con una sonrisa medio lado, acaricio el cuello de Koudai y se alejo caminando al sillón donde estaba antes, quitándose el saco antes de sentarse, comenzando a sacudir la arena que se le había adherido a la ropa- Parece que tendremos que limpiarlo después – Le miro de forma sugerente sentándose en el sillón, ladeando el rostro para detallar el cuerpo- Si, sin duda alguna te vez hermoso sin arena, y espero ya hayas entrado en calor- Rió a lo bajo, sabiendo perfectamente lo que sus palabras lograban confundir a veces y en otras decía exactamente lo que quería

-Bien, me quedaré un rato hasta que por el cansancio solo desees dormir- Cruzo las piernas esperando alguna indicación del menor

Lo miro atentamente sin entender por que creía que era virgen, era por las pantuflas, pensó un momento hasta escuchar sobre su saco- Oh si cierto Uruha lo llevare a la tintorería mañana temprano - parpadea un par de veces por sus palabras, parado aun en el mismo lugar sin tener ni la menor idea de que pasaba, pero en fin era un cliente interesante... o eso suponía *rie en sus adentros* -ahora estoy muy bien gracias sin arena ni agua ni escalofríos ni nada-

Se acerca a el sentándose a su lado -y mientras me gana el sueño por el cansancío de el día no quieres algo... menos mi virginidad por que esa la perdi- mira a todos lados un poco sonrojado, esperando no decepcionar a el cliente.

Ni le sorprendió o imuto el hecho de que el joven dijera que ya no era virgen, por lo que sólo sonrió por ello, le indicó con un ademán de la mano que se acercara y cuando este le tomo le acercó para que se sentará sobre las piernas de Uruha, entonces acercó el rostro al cuello del joven para poder percatarse de la esencia de Koudai, beso entonces, en a penas un roce de labios, la piel del cuello del joven- Hueles muy bien- Le susurró al oído con una sonrisa, mantenía las manos. Recarcadas en el sillón, para no tocar el cuerpo del joven, mientras le observaba. El rostro con una sonrisa calmada-¿Crees que aún este el castillo mañana?- le pregunto como si fueran a encontrarse de nuevo, de aquellos viejos amigos, observabab atento cada expresión que el joven le regalaba- O crees que sea deborado por las caricias del mar- Posó apenas una mano sobre la rodilla del menor, apretandola suave- Me gustaría que fuera deborado con un sutil placer- Le susurró con una sonrisa- Esa es una forma muy placentera de desaparecer

Me senté en sus piernas como le demandaba observando de reojo su rostro, con tanto ajetreo no había podido notar que era atractivo, de nuevo una risilla interna se apodero de mi, provocandome un leve sonrojo.
El beso en selcuello me estremeció bastante logrando hacer que cerrara los ojos y tragara saliva -Aaaa.. gracias Uruha eres muy amable, es un perfume nuevo- suelta una risita, abriendo los ojos al sentir su mano en su rodilla, en ese momento mi cabeza estaba tan revuelta de cosas que sus palabras resonaban en mi cabeza

-mmmm- lleva un dedo a su boca imaginando la muerte placentera de el castillo logrando sonrojarse aun mas -Me imagino que morir a manos de un delicado mar que devora suavemente tu ser suena a algo excitante aun que trágico, por la posición de la marea tal vez haya ruinas de mi castillo mañana-

Me recargue un poco en su hombro estaba algo cansado y soltando un suspiro cerré los ojos, disfrutando de el calor extra que Uruha me brindaba, por un momento no supe como llegue a esa situación pero viendo el lado amable de el asunto el cliente era agradable, no me tomo a la fuerza así que las cosas no estaban tan mal como lo creia, o eso esperaba como sea tenia que seguir con cautela.

Notaba como era que el joven comenzaba, en cierta forma, a quedarse un poco dormido o descansando después de tan ajetreado encuentro, le abrazo un poco del lado que estaba quedando dormido para recargar la cabeza en él, se le figuraba como si fuera un niño y quizá asé era después de todo, con la mano libre se encargo de acariciar poco a poco la rodilla del joven como tratando de arrullarlo, escuchando atento todo lo que decía, referente a la forma exquisita de morir por el mar- En ese caso competirás contra Andrómeda- Le susurro con una sonrisa entrelazando una mano con la del joven, llevando los dedos a los labios para besar uno por uno, sintiendo la suavidad de las yemas- Pero a ti no creo que te favorezcan las cadenas- Le murmuro besando la cabeza del joven, notando un aspecto un poco salado- El mar aun está impregnado en ti- Le comento sonriente, y eso era por todo el tiempo que pasaron en el mar.

-¿Te has quedado dormido?- Le pregunto al notar el cuerpo un poco pesado, síntoma de que Koudai estaba relajando su cuerpo, con cuidado, y sobre todo de no despertarlo lo cargo en brazos para llevarlo a la cama, donde le recostó con suavidad; acomodo el rostro entre las almohadas para volver a sentarse en el sillón, donde le observo con una sonrisa, miro entonces en silencio el gran ventanal del cuarto en silencio.

Escuchaba las palabras de Uruha casi entre sueños sus caricias eran tan relajantes, suspire un poco -¿piensas que las cadenas no van conmigo?- Susurre un poco su beso me hizo acurrucarme mas en el, es cierto el mar aun estaba conmigo de hecho lo escuchaba era como si las olas chocaran contra nosotros, susurre algo que ni yo comprendí, relajándome tanto que me quede dormido por unos instantes.

Desperté y de forma casi inexplicable estaba en mi cama, me estire un poco tomándome unos instantes para recuperarme de aquel letargo, frote mis ojos y me incorpore un poco mirando a Uruha en el sillón, -Disculpa Uruha el cansancio me vencio- Me levante y camine aun frotando mis ojos para sentarme a su lado dejando un beso en su mejilla -Gracias por llevarme a mi cama- lo rodee con los brazos frotando la mejilla contra su cuello, era lindo no lo podía negar -¿Necesitas algo? no creo que te estés divirtiendo mucho- hace un leve puchero

Le miro cuando escucho que se había despertado y dejo que se sentara nuevamente en sus piernas para abrazarlo sutilmente, besando su frente- Pareces un gato Koudai- Le dijo con una leve risa, correspondiendo, en cierta forma el frotar de su mejilla, paso la mano al muslo del joven, apretándolo apenas para sentir la suavidad de la piel- ¿Has dormido bien?- le pregunto tomando el mentón del joven para alzarlo, depositando de esa manera un beso en los labios del menor, le sonrió por la expresión aún adormilada que tenía su rostro- Ver tu cuerpo descansar fue placentero- Le susurro volviendo a besarlo con ternura, solo besos cortos, apenas en un roce de comisuras de labios para no incomodar al joven- ¿Qué me puedes ofrecer?- Beso el cuello del menor, lamiendo detrás de la oreja para morder el lóbulo de esta- Y ¿hasta dónde?- Bajo la mano por el cuello hasta el pecho, acariciando esa zona, sintiendo los pectorales de Koudai, pasando al abdomen- Parece que tu cuerpo aún está dormido- le susurro besando su cuello, bajando a la clavícula- ¿Qué debemos hacer para despertarlo?

Sonreí al escuchar sus palabras ¿parecia un gato? mmm tal vez si, sus caricias no me molestaban ahora entre que me sentía aun dormido y que ya me estaba acostumbrando a la idea -Si eh dormido bien gracias- Correspondí sus besos con los ojos cerrados eso me provocaba dormir de nuevo, sentía tan pesado mi cuerpo, escuche su pregunta pero cuando pensaba contestarla el beso en mi cuello me estremeció y aun mas la mordida haciéndome soltar un suspiro leve, de nuevo otra pregunta que que fue interrumpida con caricias, era tan cierto mi cuerpo aun dormido disfrutaba de esas caricias y contactos sobre mi piel, un escalofrío me invadió y tomado aire finalmente salieron palabras de mi boca.

-Podemos llegar hasta donde tu lo deses y hacer lo que tu me indiques- susurre un con los ojos cerrados -Tal vez un café muy cargado seria una buena idea- frote de nuevo mis ojos suspirando, ahora tenia que pensar como mantenerme despierto y no decepcionarlo... AH!!! que difícil sonaba eso

Un café suena bien- Le susurro pasando los por el estomago del menor, besaba el cuello, pasando detrás de la oreja y apretaba, de vez en cuando, el muslo del joven subiendo a la cadera, sabía que se estaba durmiendo y que quizá todas esas caricias le arrullaban más, pero se le hacía divertido verlo luchar por mantenerse despierto. Entonces, la mano subió hasta el pecho del joven que comenzó a apretar, pasando en círculos por los botones de la piel sin tocarlo aún, dando circunferencias por el área y capturo por fin los labios de Koudai, suaves cortos besos sin pausa, devorando poco a poco los labios, tomando como prisionero el labio inferior para jalarlo, succionándolo con dulzura. Bajo a besos por el cuello, lamiendo la manzana de Adán para saborear esa parte, bajando aún más hasta la clavícula para morderla, que la piel tersa del pelirojo sintiera el pasar de los dientes de Uruha, pero sin dejar marca en la piel, todo eran caricias, quería que sintiera solo roces de dulzura en el cuerpo.

Mis ojos se cerraron por sus caricias, sentía sus manos recorrerme y mi cuerpo no respondía de la forma que esperaba puesto que al contrario de molestarme me estaban siendo gratas, un leve suspiro escapo de mis labios al sentir que acariciaba esa sensible zona de mi cuerpo que... realmente hasta ahora sabia que era tan sensible, correspondí sus besos poniendo las manos en su nuca no sabia si para acercarlo o para no caer debido a lo suelto de mi cuerpo.

Sus labios se movieron a mi cuello y mi cuerpo se estremeció terriblemente, esa era mi zona secreta mis labios se entre abrieron -Uruha- susurre acomodando las piernas a los costados de sus caderas tomando sus mejillas para besarle de nuevo, tomando suavemente sus labios sin prisas como si la noche fuera eterna, el sueño poco a poco desaparecía y se convertía en alguna clase de bienestar

Correspondía los besos del menor, acariciando su espalda hasta bajar a su trasero, delineando la curvatura de estos con los dedos, dejándole sentir las uñas a través del pantalón, metiendo un poco más la mano al fondo para rozar sus testículos y volver a subir hasta la nuca. Ladeo así el rostro para profundizar poco a poco los besos- Te gustan los besos Koudai- Susurro su nombre con agradado, pasando las manos por la camisa de que traía puesta el joven para irla deslizando hacia arriba, pasando los dedos por la piel que comenzaba a estar desnuda- ¿Qué más te gusta?- Le preguntaba a besos, lamiendo la comisura de los labios con suavidad, contemplando el rostro del menor- Alza tus brazos amor- Le pidió al oído, besando esa parte con suavidad para terminar de quitarle la parte alta del cuerpo. Su vista hizo un recorrido por la piel y el pecho del hombre, entonces, paso a roces sutiles, su mano extendida por todo el torso

-Tienes una piel suave- Bese el cuello nuevamente, lamiendo esa zona para ir bajando, una mano que posaba a mitad de la espalda de Koudai le sostenía para que no cayera y así, en un camino de besos y lamidas llego al pezón, que comenzó a llenar solo de besos, haciendo sonar a veces el contacto, en una leve succión que hacia